Había oído hablar de este lugar, pero nunca creí poder tener el honor de ingresar por la puerta grande y sin si quiera aplicar a una beca. Impactante a primera vista, no solo por la gigantesca magnitud de la edificación, sino también por su complejidad arquitectónica, una maravilla griega, definitivamente inspirada en la casa de Ásteiron. Sin lugar a dudas, solo para gente selecta y como mi familia tiene una larga trayectoria aquí, no fue difícil que me aceptaran. Es increíble, que después de tantos años recién me dé cuenta que esta celda es mi cuarto, el manicomio, mi nuevo mundo, mi centro de estudios.
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